La crisis energética

Son muchos los factores que han causado la crisis energética que estamos viviendo hoy en Europa y en el mundo. La pandemia ha dejado de ser la principal preocupación de economistas y analistas financieros, los cuales se han focalizado en las dinámicas que están empujando al alza el precio de la energía. Analicemos los aspectos principales.

En primer lugar, la fuerte recuperación económica ha incrementado la demanda de energía. De hecho, en los últimos meses, el Fondo Monetario Internacional, la Banca mundial y la gran mayoría de institutos económicos han revisado al alza sus previsiones sobre el crecimiento del PIB mundial.

Por el lado de la oferta de energía, en el último mes hemos visto una reducción de las exportaciones de gas por parte de los países productores, sobre todo Rusia. Cabe destacar que, a diferencia de lo que ha salido en algunas noticias, Rusia no ha reducido su nivel global de producción de gas, simplemente ha destinado una mayor parte de la materia prima al relleno de sus almacenes. Algo comprensible si consideramos que el país de Putin, como también la Unión Europea, han salido de la recesión con un bajo nivel de gas almacenado que podría ser insuficiente de cara a las necesidades del próximo invierno.

La decisión de China, de reducir sensiblemente en los últimos años su utilización del carbón, ha contribuido también a la subida del precio del gas. Por un lado, el menor uso de carbón tiene efectos positivos sobre el medio ambiente, mientras que por otro lado, China ha tenido que sustituir el carbón por el gas natural.

Por si no fuera bastante, a esta situación se ha añadido un nivel extraordinariamente bajo de reservas de agua en países del norte de Europa, necesarias para la generación de energía hidroeléctrica. Las elevadas temperaturas de agosto y septiembre junto a las pocas precipitaciones han llevado el nivel de reservas de agua al nivel mínimo desde 2006. Este problema ha afectado a varios países nórdicos, pues la generación de energía hidroeléctrica es una de sus principales fuentes de energía y al producir menos, han tenido que recurrir también al gas. Algo similar ha ocurrido en Alemania, donde la energía eólica, responsable del 27% de la generación eléctrica del país, ha sido un 40% menos por falta de viento.

La consecuencia del entorno energético actual es una subida muy fuerte del precio del gas y, derivado de este, del precio de la energía.

¿Cómo afecta todo esto a los mercados? El repunte del precio de la energía ha empujado la inflación a niveles que no se veían desde hace más de una década, llamando la atención de los bancos centrales. De momento, la Reserva Federal de EE.UU y el Banco Central Europeo no prevén subidas de tipos de interés a corto plazo, puesto que creen que la subida de la inflación tendrá carácter temporal y regresará a sus niveles pre pandemia en 2022. Sin embargo, dada la situación de incertidumbre, no es prudente descartar un posible cambio repentino de la política monetaria.

A diferencia de otras entidades, en Pentainvest no consideramos una subida de los tipos de interés como un evento dramático para las carteras. Si bien, por un lado, una subida de tipos se acompaña a una bajada inminente de precio de la renta fija, por otro lado, eso implica una subida de los cupones que pagan las nuevas emisiones de bonos ofreciendo una mayor rentabilidad de la renta fija a medio y largo plazo.

Lo que es cierto es que mantener el dinero en liquidez en un entorno macroeconómico inflacionista devalúa el valor del patrimonio de una manera importante. Por lo tanto, de cara al posible aumento del coste de la vida, es conveniente invertir los ahorros que estén en liquidez para obtener una rentabilidad que al menos mantenga el poder adquisitivo de los mismos. Como se dice en finanzas, la única manera de perder dinero de forma asegurada es no invertir.

2021-10-25T16:58:49+02:00
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